A veces nos aburrimos…
Por más que tengamos la cerámica más linda de la tierra.
Por más pintura de última generación, lavable, antimanchas, antihongos y anticrayones; que te combina hasta con los ojos del bebé, que tengamos en el living…
Después de un tiempo nos aburre. No hay discusión en esto…
Pero haciendo un llamado a la sensatez, nuestro otro yo nos autoconvence de que no podemos cambiar la cerámica del baño cada 2 años, ni el piso flotante cada 5.
En esos momentos lo mejor es respirar hondo, contar hasta un millón y ser creativa.
Esto que cuento me pasó hace unos días mirando el baño de casa.
Lo resolví modificando la cortina de la ducha, que todavía estaba buena pero tenía volados color rosa… ¿Por qué? ¿Por qué ROSA?.
Se los arranqué cambié por otros volados a lunares negros y puntilla al tono.
También cambié los ganchos por unos de rosas negras y por supuesto el caño también.
Y me quedó pendiente una alfombra al tono.
Esta pequeña variación le cambió la cara al baño
y a mí…
Gracias por leerme!!!
María
A veces con un pequeño giro, un cambio que no demasiado costoso, nos da como vidilla y nos alegra el día.
ResponderBorrarSaludos.