Hace una semana, volvía a casa después del trabajo y la vi.
Traté de ignorarla, lo reconozco.
Pero me dio tanta pena que retrocedí y me la traje a casa
Su estado es deplorable.
Le amputaron una pata.
A la vista quedaron los enormes clavos que la atravesaban.
Corroídas las esquinas del asiento y escamada la piel.
Así está ella.
Una silla que debe tener 70 años.
Una señora silla, una abuela silla.
Vivía en un colegio, me imagino cuántas historias tiene para contar…
Pero...
Le tengo fe.
Y me tengo fe.
En unos meses, cuando salga de “terapia intensiva”
y su aspecto no dé tanta lástima, se las voy a presentar.
Estas son mis fotos macro del día.
Ahora las invito a pasar por el blog de Nika, a unirse a la fiesta y navegar por otros blogs participantes.
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Gracias por leerme.
María.